En la primavera de 1813, en plena guerra de la
Independencia, el Duque de Wellington, comandante en jefe de las fuerzas
aliadas en la península, incluyendo el ejército español, planificaba un avance general en todos
los frentes contra el Rey José Napoleón y los Mariscales franceses que
ocupaban, con sus imponentes ejércitos, gran parte del territorio nacional. El
Plan consistía en 29 puntos estratégicos, entre los cuales se incluía la puesta en marcha de un “segundo” asedio a Tarragona, que, en ese momento era
una ciudad en ruinas, carente de población y en manos de los franceses.
El Plan de Wellington |
En términos estratégicos, el asedio británico de
Tarragona fue concebido principalmente para distraer y mantener ocupado al
temido Mariscal francés Suchet, cuyo ejército se encontraba en Valencia, y
prevenir su reunión con José Napoleón en el centro del país. Con las fuerzas
francesas dividas, Wellington llevaría a cabo un golpe definitivo contra el
hermano de Napoleón.
Los aliados previeron, como en una jugada de
ajedrez, que Suchet, al ver amenazada Tarragona, abandonaría Valencia para
marchar con su ejército hacía el norte. Consecuentemente, el territorio
abandonado sería retomado por el avance de un ejército español.
Mariscal Suchet entrando en Valencia 1812 |
Para las operaciones en el Campo de Tarragona, se
designó un ejército anglo-siciliano, con el general Sir John Murray al mando.
Este militar aristocrático debía su privilegiada posición más a sus contactos
que a sus habilidades bélicas. Pues, era mediocre y mostraba extrema indecisión en momentos claves.
Su principal objetivo fue el de actuar como cebo
para Suchet, atrayéndole hacía el norte para poder después reembarcar, bajar
por la costa y unirse a la ala derecha de las fuerzas españolas en sus nuevas
posiciones reconquistadas. La captura de la despoblada Tarragona daría ventajas
pero sería secundaría al plan global.
El ejército Anglo-Siciliano, llegó a aguas de
Tarragona el 2 de junio. Entre sus 16,000
hombres solo 4000 eran realmente tropas británicas, otros 4000 eran
alemanes del Kings German Legion (KGL), y el resto, Sicilianos y portugueses.
Murray tenía motivos para dudar de la lealtad de uno de sus regimientos italianos,
pues, semanas antes en Alicante, estuvo a punto de desertar y unirse al
enemigo.
Ya en Tarragona los Generales españoles Copons y
Manso se unieron a esta fuerza aliada con 8,000 hombres más.
Regimientos, Milicias y Guerrilla Española |
Ante la disminuida guarnición francesa (1600 hombres)
y el mal estado de las obras defensivas de la ciudad, un asalto general hubiese
sido la vía más recomendable, pero Murray, erró en su decisión, optando por
poner en marcha todo un asedio convencional, mal gastando un valioso tiempo
montando baterías de artillería pesada para abatir las murallas.
A pocos días del comienzo llegó la noticia de que
Suchet ya estaba en marcha hacia Tortosa y que otro general francés, Mattheiu,
se acercaba desde Barcelona.
Unidos, los dos ejércitos imperiales hubiesen
superado en número a los aliados, sin
embargo, la imposibilidad de comunicarse entre ellos disminuyó
considerablemente su ventaja numérica. Además, a Suchet, le habían bloqueado el
camino, ocupando el único paso de acceso al campo de Tarragona por el sur, el Col
de Balaguer, dónde la infantería británica y española se atrincheraron con el
apoyo del fuego de los buques de guerra.
No obstante el nerviosismo de Sir Murray le llevó
a tomar una decisión vergonzosa. Levantó el asedio, embarcando su ejército con
el fin de poner distancia entre él y el enemigo, y por si no fuera poco, al no
tener tiempo para desmontar la artillería pesada, dio la orden de destruirla y
abandonando 17 valiosos cañones.
Sus acciones dieron lugar a un aluvión de
críticas, conflictos e insultos. Fue relevado del mando y llevado ante un
consejo de guerra. La tensión creció a tal punto que incluso hubo un desafío de
duelo entre uno de sus oficiales y el almirante de la flota, Hallowell. Al
acabar la guerra Murray fue absuelto.
Boton de Infanteria británica del regimiento 44 |
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