miércoles, 28 de mayo de 2014

Deltebre I. La verdadera história de un naufragio y un rescate en 1813



Este mes he tenido la oportunidad de colaborar con el Centre d'Arqueologia Subaquàtica de Catalunya en su búsqueda de documentación original que podría confirmar los nombres de los buques de transporte ingleses que se hundieron en Deltebre en junio de 1813. 


Estos buques de 40 metros de eslora formaban parte de la escuadra británica del Almirante Benjamin Hallowell, quien regresaba rumbo a Alicante después del fallido asedio de Tarragona.

En total eran 4; El Magnum Bonum y el Southampton transportaban municiones, el Alfred con dos compañías de soldados abordo del décimo regimiento del North Lincoln, y el Harlequin que llevaba caballos. Un quinto barco naufragado podría ser una cañonera (Gunboat nº 4).

La documentación revela que el 19 de junio, la tarde antes del fatídico día, uno de los transportes de intendencia, el Magnum Bonum, se encontraba fondeado en aguas tranquilas frente al Coll de Balaguer. Abordo, un oficial de la Royal artillery, el mayor John. S. Williamson, se tomaba tiempo en escribir una carta en la cual detalló los problemas logísticos que habían tenido durante las operaciones en tierra. Les habían faltado muleros para el transporte de munciones y tuvieron que recurrir al desvío de artilleros portugueses para cubrir las vacantes.

Al poco tiempo, el buque de transporte partió con el primer convoy antes de oscurecer. Desgraciadamente fueron sorprendidos por un fuerte vendaval que empujó  a una docena de barcazas hasta un banco de arena en la boca del rio Ebre, donde quedaron embarrancados. El resto del convoy seguía el barco insignia, el Malta, sin darse cuenta de lo que había sucedido a los de transporte. Los hombres abordo de los navíos naufragados habían pasado una noche entera sin dormir y en constante tensión mientras la tormenta azotaba los cascos de los barcos amenazando con hundirlos. Los marineros dispararon sus cañones en la oscuridad para alertar sobre su situación. Pese a tal horrible experiencia, con la llegada de la luz del día, el temporal fue amaínando y no tuvieron que lamentar pérdidas de vidas humanas.

Un segundo grupo de buques de la escuadra inglesa todavía se encontraba en el fondeadero cerca del Coll de Balaguer. Eran el Invincible, Bristol, Goshawk, Paulina, Fame, Volcano, Strombolo y varias cañoneras.
Habían pasado más de 24 horas desde el siniestro y la flota todavía no sabía nada de lo ocurrido. No fue hasta la mañana del día 21 cuando se enteraron del suceso.


El capitán Walter Bathurst detallaba las actividades de aquel día en el cuaderno de bitácora del Fame:

A.M.

4 madrugada: claro con brisas frescas.
4.20: señal para zarpar hacía el sur oeste, 110 velas en compañía.
5.30: señal para aproximar los barcos
7.30: paramos y conversamos con un bergantín y fuímos informados que 7 o 8 velas del convoy habían quedado atrapadas en la orilla de la isla de Buda durante la noche...
Di el mando del convoy al Bristol y puse rumbo a barlovento
Mediodía moderado y fino...convoy oculto a la vista

P.M.

Claro y moderado
1.30: Vi 9 velas en la orilla de la isla de Buda en la boca del rio Ebro a lo largo del banco de los alfaques en 10 brazas de agua...
Lanzados todos los botes y enviados para asistir en el rescate a los de transporte.
8.00: Moderado y nublado. Tres de los barcos reflotados.

Las operaciones de salvamiento continuaron hasta bien entrada la noche y fueron resumidas de nuevo a las 4 de la mañana del siguiente día 22. Al alba fueron avistadas varias velas que anunciaron la llegada a las 5 de la mañana de más buques, entre ellos, el Goshawk, el Merope, 3 cañoneras y el Invincible, un barco de guerra con 74 cañones, cuyo capitán era Charles Adams. Todos estos barcos estaban ya repletos de soldados de los diferentes regimientos empleados durante el asedio de Tarragona y todos, excepto aquellos que habían participado en el asalto exitoso del Fortín de San Phillipe en el Coll de Balaguer, estaban decepcionados por el fracaso de las  operaciones y una marcha precipitada. Dada las condiciones abordo, con las tropas hacinadas como sardinas bajo cubierta, la perspectiva de esperar allí en el delta durante más días, debía haber empañado su espíritu aun más.

Aunque el temporal se había moderado, las fuertes corrientes que salían de la boca del rio Ebre dificultaron las operaciones de recuperación de los cargos de los navíos siniestrados que tenía que ser llevados directamente en barcazas a remo hacia el HMS Fame. Aquella mañana, dos compañías de soldados del décimo regimiento fueron recibidas a bordo de ese mismo barco después de haber pasado más de 48 horas hacinados en el Alfred, naufragado en la orilla y con la sentina completamente llena de agua

A medio día fue reflotado otro barco, el Diana.

Nada más llegar el Capitán Adams en el Invincible, este envió a un oficial con marineros para ayudar en el salvamento. Escribió en una carta a su superior, el Almirante Pellew, que:

"Nuestra atención estuvo concentrada preferentemente en rescatar las cargas de los barcos artillados. Tuve el apoyo de cuatro grandes pesqueros españoles, con los que se pudo salvar una gran parte de la carga. El viento sopló del norte durante todo el día, levantando bastante oleaje pero las bombas de achique pudieron al impulso de las aguas en los navíos, teniendo esperanzas de salvarlos a todos excepto al Alfred y dos cañoneras; pero al anochecer se desató una gran tormenta en la zona de las bocas del Ebro levantándose un fuerte viento del Este después de oscurecido. Pese a ello, los hombres siguieron trabajando durante toda la noche y, a la mañana siguiente, el Harlequin nº 73 fue reflotado, aunque se perdió buena parte de su cargamento".

Con el aumento del oleaje aquella mañana del día 23 de junio los marineros recibieron ordenes de regresar al Invincible y las barcazas fueron subidas a bordo como precaución. A las 6.30 los cables que sujetaban al Harlequin se rompieron y el barco amarró de nuevo. La situación empeoraba por momentos, el oleaje era fuerte, llovía y había un fuerte vendaval. Finalmente se tomó la decisión de evacuar a las tripulaciones del Southampton y el Magnum Bonum.

A las dos de la tarde el Magnum Bonum se rompió y el Southampton desapareció bajo el agua llevandose consigo un desafortunado marinero.

La tormenta duró todo el día, solo amainó a media noche.

La mañana del día 24 rescataron los últimos caballos del Harlequin. La presencia de hombres desconocidos moviéndose por la isla, atrajo la atención del Capitán Bathurst quien lo anotó en su cuaderno de bitácora. Era un presagio, pues luego, una gran faluca corsaria descendió por el río desde Tortosa al anochecer [...], llevando presos al patrón y a tres marinos del Southampton [...].

Al día siguiente el Fame formó un convoy con los buques y barcos de transporte restantes para finalmente zarpar con rumbo a Alicante.

El Invincible se quedó en la zona, pues ya le había sido asignado ese tramo de costa varios años atrás. El capitán Adams, sobre el puente de su nave, observaba las velas como desaparecían en el horizonte.


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